Por Shaila Lira, Jaquelin Castro y Andrea Martínez
El alebrije es una artesanía mexicana de reciente reconocimiento, fabricada de diferentes tipos de papel o de madera tallada y pintada con alegres colores. Se atribuye su invención a Pedro Linares López en 1936.
Se cuenta que Pedro Linares tuvo un sueño donde vio animales con extrañas figuras y colores, poseían alas, cuernos, colas, colmillos entre otras cosas. Tras ese sueño empezó a fabricarlos y no fue hasta que una cineasta de nombre Judith Bronwski, quién a través de un documental que ella misma produjo y dirigió, la historia de los alebrijes y del maestro Pedro Linares fueron conocidos a nivel mundial.
En 1990 Pedro Linares recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes por su gran trayectoria artística y por haber creado los alebrijes.
Estas artesanías se pueden localizar en dos poblados de Oaxaca: San Martín Tilcajete y San Antonio Arrazola. Las personas que los fabrican usan madera de copal, un árbol que habita los alrededores; durante algunos años, las poblaciones de estos árboles disminuyeron drásticamente, por ello, se implementó un programa de reforestación con el cual se ha logrado que los habitantes tengan suficiente madera para fabricar sus alebrijes y exportarlos según son pedidos.
Las variadas formas de las ramas del copal invitan a los artesanos a plasmar con la ayuda de machetes y navajas, figuras de animales basadas en leones, jaguares, iguanas, perros, serpientes, pájaros, cabras o bien, una diversidad de figuras fantásticas.
Después del tallado, son pintados coloridamente y decorados con dibujillos finos de estrellas o flores.